Salgo de mi casa. Doy tres pasos y allí está. Como siempre. Como nunca. Examino mis sentimientos,que sé que siempre han estado ahí. No puedo mirar, pero tampoco dejar de hacerlo. Me decido. Hoy daré el paso y hablaré. Intentaré no cagarla. Sé que será difícil, mi propensión a cagarla es como esas putas ecuaciones matemáticas. En momentos así nunca falla. Estoy cruzando para hablarle. Entonces sale un tipo de un coche. Es el típico chuloputas de barrio, el más capullo entre los capullos. Lo veo en su forma de caminar, de juguetear con las llaves de su mierda de Ibiza. Ella se le echa al cuello y le besa. No puedo creerlo. Esto es un sinsentido. No me doy cuenta de que me he quedado parado en mitad de la calzada haste que oigo el frenazo y el chirriar de neumáticos. Demasiado tarde, imbécil. Noto el fuerte impacto en las piernas y veo como ella le sigue besando mientras surco el viciado aire de la ciudad. Después mi cabeza golpea el asfalto y dejo de sentir nada. Quizá sea mejor así...
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