Historia de una vida

-No respires.Rompe el ambiente.
-Sabes que si no respiro corro un grave riesgo de muerte,¿verdad?
-Claro que no. Sólo te desmayarías y después empezarías a respirar por acto reflejo. La parte inconsciente de tu cerebro no sería tan gilipollas como la parte consciente.
-Buen argumento, señor listillo. Hay veces en las que me dan ganas de tirarte de un puente. Claro que a la vez me dan ganas de follarte salvajemente...
-Jejeje, es lo que hay, querida. Bueno, luego te veo, que pierdo el tren. Y ya sabes como me jode perder el puto tren. Au revoire, ma chèrie.
-Largo de aquí, pedante.
El cojín vuela por la habitación para estrellarse contra el quicio de la pared. Él desaparece con una estela de olor a tabaco y colonia. Una colonia normal, no una de ésas que parecen meadas por Dios, pero tampoco un garrafón repulsivo. Ellas se queda un rato más en la cama, aspirando el olor de la habitación, la sutil atmósfera que ha quedado tras una noche agitada. Empezaron discutiendo en el comedor y acabaron bien avenidos en el dormitorio. Historia de un romance. Historia de una vida. El día empieza para ella también. La ilusión poco a poco deja paso al invierno, y el sueño a la rutina. El Rey de los Goblins ha vuelto a su castillo del Laberinto, y la Princesa tiene que ponerse el uniforme de combate. Reentrada a la ciudad: gafas de ver, traje gris, carpeta de cuero. Un "¡Mierda, me olvido las llaves!" es lo último que suena en el apartamento, la luz de la mañana se cuela por entre las persianas y la calma de las partículas de polvo vuelve a reinar. Historia de una vida. Historia de todas las vidas.

Rutina

Salió de casa temprano,como todos los días, y tomó el autobús de línea que le llevaba a diario a trabajar. Bajó en la parada acostumbrada y saludó como siempre al mendigo de la puerta. El ascensor estaba averiado ese día, y subió por las escaleras. La primera vez en diez años. Al llegar arriba pisó sobre mojado, resbaló y cayó de espaldas. Vaya salida de rutina, pensó antes de desnucarse...

The show must go on!

Hay veces en la vida en la que parece que el viento sopla muy en contra. Ya sabréis a que me refiero, esos días en los que el Universo se dispone a joderte. Esos días en los que alternas entre la depresión suicida y las ganas de asesinar al primero que se cruce. Días oscuros, en los que todo parece peor que ayer, en los que hasta la hierba parece menos fresca, el sol menos brillante y los pájaros más silenciosos.

Es, sin embargo, en estos días en los que los verdaderos luchadores destacan. Cuando todo se pone en contra, el luchador no se desanima. Cuando besa la lona, el luchador no piensa en la derrota, piensa en levantarse y darlo todo por llegar a la victoria. El luchador no siempre nace, también se hace. Se hace con constancia, no dejando que nos amilanen los obstáculos, no desfalleciendo. Sí, uno se puede convertir en un luchador. Todos lo llevamos dentro. Así que la próxima vez que caigas no esperes a que nadie te recoja ni te quedes mirando el suelo, da la vuelta y mira al cielo, agárralo con las manos, con los dientes, atrápalo, no lo dejes escapar y tira para ponerte en pie. A un luchador no hay quien le gane. Seamos luchadores, luchemos día a día.