Henry Bedford saludó al conserje de su edificio con un ligero gesto de la cabeza, casi imperceptible. No era lo que se dice un además, de hecho, casi ni era un gesto. Podría pasar fácilmente por un tic nervioso dada su fugacidad y por la sonrisita de maníaco de Henry. Sin embargo, era lo mejor que podía hacer, así que el conserje le devolvió el saludo y siguió barriendo el portal. Bedford se dirigió a las escaleras del edificio. Vivía en el undécimo piso, pero no era allí donde iba. Bajó al sótano, y después al aparcamiento. Cruzó frente a un par de Mercedes y un Citröen y se paró frente a una puerta de metal. Esta puerta, si uno se fija con detenimiento, no es como las típicas puertas de metal de los aparcamientos. Para empezar, no tiene pomo ni manilla. Además, a pesar de estar cubierta de polvo y alguna telaraña, y de que el óxido empiece a corroer sus bordes, esa suciedad parece nueva, artificial. Parece como si alguien la hubiera puesto ahí para distraer a los observadores casuales. Bedford puso una mano sobre la puerta. Rumió unas palabras místicas entre dientes y esperó. Tras un par de segundos la puerta se iluminó con una luz roja y se abrió silenciosamente. Henry entró tras echar una cautelosa mirada a su alrededor.
Una vez dentro, cogió una túnica negra de un gancho en la pared y se la puso por encima de la cabeza. Avanzó por el húmedo pasillo maldiciendo a los decoradores del lugar y archivando en su mente un plan para transformarlo todo en un espacio de trabajo luminoso y agradable cuando fuera jefe. Se reunió con los demás acólitos en una sala abovedada en lo que parecía el centro de la Tierra (por el calor), y formaron un círculo. Entonces entró el Sumo Invocador y Maestro de las Ciencias Ocultas Desconocidas para la Gran Mayoría de la Humanidad y Amigo de los Entes de Otros Planos y se sentó dentro del círculo.
-Podéis ir empezando, dijo cerrando los ojos.
Un murmullo comenzó, y se convirtió en un susurro, y después en una letanía, hasta alcanzar la fase de cántico extático. Las sombras se movieron, inquietas.
P.D. Mundo Moribundo es la precuela de Mundo Muerto, si alguien no lo había deducido a estas alturas. Iré intercalando ambos. Y sí, ya se que hoy es jueves.
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