Heraldo

Desperté en un mundo sin vida, en una especie de copia de mi primer mundo, anterior a la Grieta. Vi el Cerezo muerto, que vivió para morir de nuevo en la inmensidad, solo. Grité desesperado en mi soledad, pero la llanura absorbió mi grito y lo destruyó, como había destruido todo lo demás. La tierra seca bebía mis palabras, bebía mis fuerzas, mi alma. Di unos pasos, agobiado por el dolor que salía de la propia naturaleza y su muerte, pero di con mi cuerpo en el suelo. Lloré hasta quedar sin lágrimas, y el Cerezo las bebió hasta saciarse.

Al levantarme del suelo, vi que el Cerezo aún vivía. Un retoño solitario brillaba en una rama. Sonreí con la mejor sonrisa que pude y alargué mi brazo para tocarlo. En cuanto mi dedo rozó el capullo, éste se abrió y floreció con una pequeña lluvia de polen. Aparté mi mano, sorprendido, y vi que todo el árbol estaba brotando. Desde el reseco tronco hasta las mustias ramas, todo cobró vida de repente, y la tierra reverdeció alrededor. Reí de felicidad, y toqué el polvo, y se cubrió de hierba verde. A mi alrededor todo iba creciendo y floreciendo, como en la primavera más gloriosa que se hubiera visto jamás. Riendo y gritando salté la grieta, por encima, sin preocuparme de su anchura descomunal ni de su profundidad. Corrí hacia las montañas, con el frondoso bosque de cerezos recién nacidos tras de mí, y era como el heraldo del renacer.

2 comentarios:

  1. Tienes unos requiebros que ....¿Hay más grietas dentro de la Grieta?, la chica es avellana o sólo sus ojos o su perfume o todo y nada. Hay un Cerezo y muchos cerezos, ¿Tu mano resucita la hierba, los árboles?, ¿corres perseguido o guiando a tus criaturas?. Interesante. No nos orientamos pero disfrutamos. Sigue, por favor.

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  2. Sigue escribiendo. Quiero leer más.

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