Mundo Muerto, Parte 4

El Refugio no era más que un pequeño puntito en la inmensidad de las montañas, aun en su época de mayor esplendor. Realmente, llamarlo El Refugio era una especie de broma, puesto que no era más que una mina abandonada con un par de chapas de metal como puerta y poco más. Sin embargo, era lo mejor que había en muchos kilómetros a la redonda, y uno de los pocos sitios donde todavía me dejaban entrar. Mi joven lastre iba dormida detrás de mí, apoyada contra mi espalda. Le había quitado la mordaza, pero no le desaté las manos. Cuando llegamos a la reja del Refugio le di un golpecito con el hombro. Despertó con un brinco y mirando a todas partes como un conejo asustado. Bajé de la moto.
-Hazme el favor de quedarte quieta en la moto, voy a hablar con el guardia.-Le señalé con el dedo.- Si haces alguna estupidez y no podemos entrar, te juro por lo más jodidamente sagrado que te lo haré pagar.
Hay ocasiones en que parezco un ogro.

2 comentarios:

  1. http://messiahcomplexincoming.blogspot.com/

    ¿Me molesto en agregarte?

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  2. eeem si, agregame, aunque no se ni lo que es...

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